martes, 17 de febrero de 2015

Viaje en Bus

Que divertido fue! 

Contratamos ida y vuelta con Flecha Bus, coche semi-cama.

Salía a las 23:00hs y allí llegó mega puntual y en 10 minutos nos despedíamos de mamá y papá. Salíamos rumbo a Brasil, a donde llegaríamos el lunes a las 6 a.m, unas 30 hs de viaje.

Al final, llevamos una maleta (las que sirven para el avión, que entra 23 kg) una mochila cada una y un bolso, literalmente, lleno de comida. Mi mamá se portó! Sandwiches de miga caseros, torta, galletas, caramelos, chocolates, chupetines, papas fritas, Powerade, chicles, frutas secas, etc.

Nuestros asientos no eran juntos, pero una mujer amablemente le cambió el suyo a mi hermana y así quedamos juntas. Yo en el 15, junto a la ventanilla y ella en el pasillo.

Ese colectivo no tenía película ni música, las TVs estaban de adorno y para que todos nos chocáramos la cabeza con ellas.  

Comimos, charlamos, dormitamos, nos cubrimos con la mantita de polar salvadora y así viajamos.

Al otro día llegamos a la frontera, donde bajamos a esperar los papeles y cambiamos todos los pesos por Reales, conseguimos algunos a $5,30 y otros a $5,40. Puede ir al baño, porque odio el baño de los colectivos. 

El frio del interior del bus contrastaba demasiado con el calor fulminante y húmedo del exterior. Esa tierra roja, esa vegetación demasiado verde y salvaje, ya casi estábamos en Brasil!

Allí nos pusimos a charlar con un chico Brasilero quien nos contó que se peleó con la novia hacia un año y por ello se fue de mochilero a recorrer Arg. Qué ojos tenía! casi grises... muy gracioso y suelto. También a un Italiano/argentino que también se había peleado con la pareja y necesitaba un tiempo, así que se iba a Brasil donde lo esperaban amigos.

Des otro lado de la frontera bajamos en un parador a comer y con mi hermana teníamos tanta comida en el bus que solo compramos tres botellas de agua fresca y disfrutamos mirando a nuestro alrededor, ya escuchábamos el portugués y nos emocionábamos.

Arriba de nuevo! nos empezamos a juntar con un grupo de amigos que viajaban al fondo del bus (todos estábamos en la parte de arriba) ellos tenían un parlante portátil con música y nos divertimos todo el resto del viaje con ellos y con otras señoras que habían llevado fernet y mucha buena onda. Con música, emoción, anécdotas y risas viajamos hasta el último parador a merendar. 

En algún punto el baño del colectivo se quedó si agua (me contó mi hermana, yo ni loca entraba) así que dejo a su imaginación el asco que era.

Bueh, nosotras fuimos al baño, nos arreglamos y cambiamos de ropa, total teníamos comida.

Encontramos una perrita bebé hermosa que nos dio tanta ternura y pena, pero el chofer nos abrió la puerta y todos a sus asientos. Otra vez música, risas y se hizo de noche entre charlas. 

En algún punto me fui a dormir y de a poco el bus empezó a dejar gente en diversas ciudades, así que mi hermana se fue a otro asiento y pudimos dormir más cómodas.

Nota: Me desperté justo cuando el chico Brasilero se reencontró con su familia, que alegría que tenían, yo me emocioné mucho por ellos.

La noche estrellada, el mar a 100 metros y nosotras nos bajamos en la terminal. El colectivo llegó a las 4 de la madrugadas, Dos horas antes de lo pensado! 

Mi hermana y yo tuvimos la brillante idea (notesé la ironía) de dejar las maletas y bolsos, ahí nomas donde nos bajamos, abrir las reposeres y esperar a mi hermano.

Ahora la parte brillantemente irónica ¿Por qué carajos no entramos al resguardo de la terminal? nosotras nos quedamos afuera, pensando que estaba cerrada y mientras nos tapábamos de la llovizna con la mata y toda la gente nos miraba como pensando "que chicas más tontas" se pasaban la horas. Porque mi hermano no había conseguido casa y estaba durmiendo en el auto con mi primo y los dos chicos que habían viajado con ellos, por ende, hasta el medio día no iba a ir por nosotras.

Desde las 4 am hasta el mediodía esperando ahí afuera bajo las estrellas, después la lluvia y después el sol abrazador!

En un momento nos dijimos: vamos a ver si ya abrieron... ehhh, obvio que sí. Así que salimos por el frente de la terminal, volvimos a sentarnos en la vereda (porque antes estabamos en la parte exterior de atrás) 

Ustedes no se imaginan las ganas de bañarnos que teníamos, ya no sabíamos qué hacer hasta que vimos el brillante auto rojo de mi hermano y se nos iluminó la cara... nunca me había sentido tan feliz de verlo llegar.


À bientôt





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